Que bajo ningún concepto, el desenlace final de la velada Irreductibles empañe la majestuosa victoria de Moussa Gholam, porque firmó una actuación magnífica que le valió para coronarse Campeón Mundial Youth del WBC.

Nosotros, que tenemos a Moussa en el gimnasio desde que era un mocoso inquiero que perseguía por las esquinas a todos los boxeadores profesionales que lo rodeaban ávido de empaparse de todo, hemos sabido desde siempre que ese pequeño tenía un talento innato. Pero combate a combate, el pequeño se hace más boxeador, más paciente y sobre todo, más inteligente.

No sólo es un portento físico, sino que poco a poco, está aprendiendo a dosificarse, a seleccionar sus ataques y a utilizar sus increíbles piernas como un arma de doble filo contra su rival. Moussa ha logrado domar la ansiedad que al principio lo bloqueaba, dando paso así a la auténtica bestia que lleva que dentro: la que aguarda, la que observa, la que asesta el golpe letal.

Quien no lo conoce, se enamora de sus cualidades. Quien ya lo conoce, ve en cada combate, como el pequeño diamante en bruto se va puliendo poco a poco.

Su actuación el sábado pasado ante una gran rival como Álex Rat, fue simplemente abrumadora. Volvió a sorprender a muchos que no pensaban “que fuera para tanto”. De nuevo Moussa Gholam desplegó toda su destreza sobre el ring. Elegante, paciente y extremadamente hábil, Moussa Gholam derrocha talento por todos sus poros. Hoy ya es Campeón Mundial Youth. ¿Su límite? Sólo lo sabe él, y nosotros aquí estaremos para auparle tan lejos como nos lleve su talento. ¡¡Que siga la era Khalifa!”